El enterocele es una afección médica que implica la prolapso o herniación del intestino delgado hacia la cavidad pélvica.
Ocurre cuando los tejidos y los músculos que sostienen el intestino delgado se debilitan o se dañan, permitiendo que una parte del intestino se desplace hacia el área pélvica.
El enterocele se considera un tipo de prolapso de órganos pélvicos (POP, por sus siglas en inglés).
Los síntomas más frecuentes son el abultamiento vaginal y las sensaciones de pesadez perineal, presión pelviana, prolapso y de falsa urgencia defecatoria.
Con frecuencia, puede coexistir con otras patologías benignas del suelo pélvico como prolapso rectal interno o rectocele.
Su auténtica prevalencia es desconocida pues no es fácil de detectar ni de distinguir del rectocele en la exploración física. El 20-37% de las pacientes con prolapso genital tienen enterocele.
Por defecografía aparece en el 10% de mujeres sanas voluntarias, y se ha descrito en el 20-33% de las pacientes con defecación obstruida.
Tipos de enterocele
a) congénito: se trata de un saco de Douglas anormalmente profundo, pero sin abombar en el recto o la vagina, que mantiene su fijación normal.
b) por pulsión: se origina por el aumento crónico de la presión intrabdominal, llegando a producir la protusión o eversión de la pared rectal (invaginación rectal interna) o de la vagina (aunque con el compartimiento central en su sitio).
c) por tracción: es el más común y se produce al prolapsarse el útero, la cúpula vaginal (en pacientes histerectomizadas) o el recto, que “traccionarían” del peritoneo pélvico en su descenso, arrastrando su contenido.
d) iatrogénico o posquirúrgico, del compartimiento anterior, que al desplazar la vagina anteriormente se “abre” el fondo de saco de Douglas.
Por lo general, el prolapso del intestino delgado no necesita tratamiento si los síntomas no son notorios o molestos.
Tratamiento no quirúrgico del enterocele
Entre los abordajes no quirúrgicos destacan la observación con medidas de cuidado personal simples como los ejercicios de Kegel, evitar el estreñimiento y no levantar cosas pesadas.
Los pesarios o dispositivos de silicona, plástico o de goma introducidos en la vagina también pueden ayudar a sostener el tejido que protruye.
Tratamiento quirúrgico del enterocele
En casos de prolapso avanzado con síntomas molestos, la cirugía puede ser eficaz, ya sea vía vaginal o abdominal, con asistencia robótica o sin ella.
El tratamiento “obliterativo” es válido en enteroceles congénitos o por pulsión sintomáticos, aunque generalmente se asocian a (histero) colpopexias y mallas.
En enteroceles asociados a prolapso del compartimiento central, se recomienda la colposacropexia laparoscópica con malla y douglasectomía, que trata y corrige a la vez el compartimiento medio y posterior de la vagina.
El prolapso del intestino delgado, por lo general, no vuelve a aparecer. Sin embargo, puede haber otra lesión en el suelo pélvico con aumento de la presión pélvica, debido a estreñimiento, tos, obesidad o por levantar mucho peso.
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