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Hematuria y disuria, conceptos clave que no debemos olvidar

Hematuria y disuria, conceptos clave que no debemos olvidar

La hematuria y la disuria son síntomas con los que lidiamos con cierta regularidad.

Pero, al ser tan comunes, tendemos a olvidar algunos aspectos importantes a considerar a la hora de diagnosticar y tratar a nuestras pacientes.

Disuria

Normalmente la disuria y los síntomas de irritación vesical en mujeres jóvenes y sanas están asociados a una cistitis.

Sin embargo, estudios recientes, indican que también deben considerarse las infecciones de transmisión sexual y el cáncer, como factores de riesgo.

Entre los hallazgos más reveladores de un ensayo clínico, publicado en el Manual MSD, en el 2021, se encontró que los trastornos perineales femeninos (vulvovaginitis o una infección por el virus herpes simplex) pueden generar dolor a la hora de orinar, por ende no debemos pasar por alto el exámen físico.

Si en el examen físico se detectan secreciones visibles uretrales o cervicales es un claro indicativo de una posible infección de transmisión sexual.

Debido a que algunos pacientes no tienen una presentación típica, muchos médicos obtienen de rutina muestras de exudados cervicales en mujeres para realizar pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual (cultivos o PCR para gonococo o clamidia).

En pacientes que no han mejorado con antibióticos, tienen síntomas recurrentes o presentan hematuria sin infección, pueden usarse la citoscopia y las imágenes del tracto urinario para detectar obstrucciones, anomalías anatómicas, cáncer u otros problemas. 

Hematuria Aislada 

A la hematuria se le considera de tipo aislada cuando solo presenta eritrocitos en la orina, sin otras anomalías (p. ej., proteinuria o cilindros urinarios).

Estudios complementarios indican que el color rojo de la orina debe diferenciarse mediante un análisis, ya que no siempre obedece a la presencia de eritrocitos.

Puede producirse una anomalía de coloración roja o castaña rojiza debido a hemoglobina o mioglobina en la orina, porfiria, alimentos o medicamentos.

Normalmente el tratamiento de la Hematuria Aislada  se focaliza en la causa subyacente. Para determinar dicha causa  subyacente se puede solicitar un análisis de orina, una urografía por RMN/TC, un ultrasonido abdominal o un pielograma intravenoso (PIV).

La cistoscopia y los estudios por la imagen suelen ser necesarios para los pacientes mayores de 35 años o para aquellos más jóvenes con síntomas sistémicos o factores de riesgo para el cáncer.

En general, la presencia de hematuria debe confirmarse mediante la evaluación de una segunda muestra. La edad, así como la duración y el grado de hematuria, aumentan el riesgo de padecer enfermedades graves.

Fuentes:

Manual MSD Versión para Profesionales, Geetha Maddukuri , MD, Saint Louis University.

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