El parto, el envejecimiento, la obesidad, el estreñimiento crónico entre otros factores que ejercen presión sobre los tejidos pélvicos, pueden provocar un prolapso vaginal posterior o rectocele.

Ocurre cuando se debilita la pared de tejido fibroso que separa el recto de la vagina, ocasionando que el recto sobresalga en la vagina. 

A un grado leve es posible que no cause síntomas y pase completamente desapercibido para la paciente.

Sin embargo, en los casos más avanzados, puede resultar molesto o incómodo y hasta requerir de una reparación quirúrgica.

Si es de moderado a grave, normalmente se manifiesta a través de una protuberancia de tejido molesta que sobresale de la abertura vaginal, dificultades para defecar o sensación de tener el recto lleno o parcialmente vacío.  

Causas y prevención:

Si una mujer ha tenido más de un parto vaginal, tiene un mayor riesgo en desarrollar rectocele, aunque también puede presentarse en las nulíparas.

Otros factores que pueden incidir en su aparición son el estreñimiento, la tos crónica o el levantamiento repetido de objetos pesados.

Para prevenirlo, se recomiendan los ejercicios de Kegel –para fortalecer los músculos del suelo pélvico-, mantener un peso saludable y tratar la tos crónica, así como consumir mucha agua y alimentos ricos en fibra para combatir el estreñimiento.

Tratamiento:

El tratamiento  médico consiste en agregar más fibra a la dieta, ingerir abundante líquido diario y ayudarse presionando la pared posterior de la vagina durante la defecación. 

Cuando la magnitud del rectocele es considerable, pueden realizarse correcciones quirúrgicas, vía vaginal  o abdominal, dependiendo de la magnitud y altura del rectocele.

En la cirugía abdominal, se realiza una fijación del recto a la cara anterior del sacro, sosteniéndolo con punto y/o malla, y fortaleciendo la pared entre el recto y la vagina.

Dependiendo de la gravedad, el resultado postoperatorio puede incluir complicaciones como sangrado, infección y dispareunia.

Muchas mujeres con prolapso vaginal posterior también presentan prolapso de otros órganos pélvicos, como la vejiga (cistocele), el útero o la parte superior de la vagina.