A los costados de la abertura vaginal se encuentran las llamadas glándulas de Bartolino o glándulas vestibulares mayores, encargadas de secretar un líquido para la lubricación de la vagina.
Cuando estas glándulas se obstruyen, haciendo que el líquido vuelva a la glándula, se puede presentar una inflamación denominada “quiste de Bartolino”.
Aunque pueden ser frecuentes, sobre todo en mujeres mayores de 40 años, el tratamiento no siempre es el mismo y dependerá del tamaño del quiste o absceso y de cuán doloroso o infectado se encuentre.
En algunos casos puede que baste con un tratamiento casero, como sumergir la zona en agua tibia (baño de asiento). En otros, requerirá un drenaje quirúrgico e incluso antibióticos.
Diversas bacterias pueden dar origen a la infección, entre ellas la Escherichia coli (E. coli) y las causantes de infecciones de transmisión sexual, como la gonorrea y la clamidia.
Síntomas
Si el quiste es pequeño y no está infectado, es posible que pase desapercibido y sea indoloro. Sin embargo, al aumentar de tamaño, puede provocar la sensación de bulto o masa cerca de la abertura vaginal.
También puede originar molestas al caminar o al sentarse, dolor durante las relaciones sexuales y sensibilidad en la zona.
Si no se presenta mejora después de dos o tres días de cuidado personal y el dolor es intenso, es probable que se requiera intervención médica.
Tratamiento
Prácticas sexuales seguras (en particular, el uso de preservativos) y los buenos hábitos de higiene ayudan a prevenir la infección de un quiste y la formación de un absceso.
Para los casos ya diagnosticados, una efectiva opción puede ser el láser CO2 y el Plasma Rico en Plaquetas.
Así ha quedado demostrado en sendos estudios publicados en la revista médica Einstein, de Sao Paulo, Brasil (2016) y en el Acta Scientific Women’s Health, en 2021.
Entre ambos se evaluaron a un total de 112 mujeres, determinando que las complicaciones fueron mínimas o nulas. Solo diez mujeres (cinco en cada estudio) presentaron recurrencia del quiste y fueron sometidas a una segunda y exitosa sesión.
En conclusión, resultó ser un tratamiento conservador efectivo con bajas tasas de recurrencia y complicaciones, así como una gran satisfacción de la paciente. Además, no requiere ingreso hospitalario, lo que significa ahorro de dinero y tiempo.