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Terapias farmacológica y no farmacológica para la atrofia vulvovaginal

Terapias farmacológica y no farmacológica para la atrofia vulvovaginal

La vulvovaginitis atrófica o atrofia vulvovaginal posmenopáusica (AVVP) es una condición que suele aparecer de cuatro a cinco años después de la menopausia y es causada por la disminución de los niveles de estrógenos.

Recientes encuestas han señalado que la AVVP afecta negativamente la salud sexual al provocar sequedad vaginal y otros problemas como pérdida de libido y dispareunia.

El tratamiento podemos dividirlo en dos categorías: no farmacológicos y farmacológico (con productos no hormonales u hormonales). 

Tratamientos no farmacológicos la atrofia vulvovaginal

Estos contemplan cambios en el estilo de vida como dejar de fumar, prevenir la obesidad, realizar ejercicio físico y tener actividad sexual frecuente.

El tabaco, por ejemplo, produce aumento del metabolismo estrogénico y se asocia con mayor prevalencia de la AVVP, mientras que el sedentarismo conlleva mayor riesgo de síntomas vaginales.

Además, se ha comprobado que las mujeres con actividad sexual tienen menos síntomas y signos de AVVP, con mayores niveles séricos de estrógenos, que aquellas que no tienen coitos.

Al parecer la actividad sexual protege contra la AVVP, al aumentar la vascularización hacia los órganos pélvicos debido al estímulo mecánico, lo cual mejora la elasticidad tisular y la flexibilidad vaginal.

En esta categoría, también entra el láser fraccionado de CO, efectivo en el combate a los síntomas de la atrofia (picor, sequedad, irritación, dispareunia y disuria), consiguiendo un rejuvenecimiento a nivel genital. Los mejores resultados se obtienen después de tres sesiones, cada una con una duración aproximada de 20 minutos y escasas molestias.


Puedes ampliar esta información en el siguiente artículo: El láser fraccionado de CO2 como tratamiento del SGM

Tratamientos farmacológicos para la atrofia vulvovaginal

Pueden ser hormonales (estrógenos y diferentes moduladores de los receptores estrogénicos) o no hormonales (hidratantes, lubricantes vaginales, vitaminas, isoflavonas y diversas hierbas).

Los hidratantes y lubricantes vaginales son la primera línea terapéutica para aliviar los síntomas de la AVVP. Ambos son efectivos para el alivio de síntomas y están disponibles sin prescripción.

Cuando estos no funcionan o los síntomas son severos se recurre a la terapia estrogénica local (TEL), basada en estriol, estradiol, estrógenos conjugados o estrona.

Normalmente inciden en una mejoría de los síntomas de AVVP, restaurando la fisiología vaginal y el pH e incrementando el Índice de Maduración Vaginal (IMV), el crecimiento capilar subepitelial y las secreciones.

El ospemifeno, un modulador selectivo del receptor estrogénico, está aprobado para la AVVP. En el grupo de los SERMS también entran el tamoxifeno, raloxifeno, lasofoxifeno, bazedoxifeno y levormeloxifeno.

Se encuentran en investigación los Complejos de estrógenos selectivos del tejido (TCSECs); aún existe poca información sobre la eficacia de la Dehidroepiandrostenediona (DHEA) y se han reportado buenos resultados con el Regulador selectivo tisular de la actividad estrogénica (STEAR) o Tibolona. 

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