La salud sexual en la mujer es un estado de bienestar físico, mental y social con relación a la sexualidad.
Contempla derechos sexuales de las mujeres, que deben ser respetados, protegidos y ejercidos de manera libre y segura.
En el caso de las mujeres, hay ciertos factores que atentan contra el disfrute de una salud sexual plena.
Los hay desde los orgánicos, relacionados con ciertas patologías –tratables en su mayoría- hasta los psicológicos derivados de situaciones de discriminación y violencia.
Repasemos los principales factores que atentan contra la salud sexual femenina.
Factores Emocionales:
La salud sexual femenina se ve afectada por factores de origen mental o emocional como: estrés, depresión, ansiedad, recuerdos de abuso sexual, acoso o violación o cualquier otro que sea lesivo para la autoestima o la propia imagen corporal.
Factores Físicos y orgánicos:
Son muchos los factores de tipo orgánico o funcional que pueden alterar la salud sexual femenina. Podemos mencionar: la fatiga, la disminución de hormonas sexuales (progesterona o testosterona), incontinencia urinaria de esfuerzo, síndrome de relajación vaginal, sequedad vaginal asociada o no al envejecimiento, enfermedades no infecciosas (diabetes, artritis), cirugías y muchos otros trastornos médicos (neurológicos, cardiovasculares, nefrológicos, urológicos, etc.) que pueden producir o agravar las disfunciones sexuales.
Factores Socioculturales:
Estos devienen del entorno y círculo social e incluso del marco cultural y religioso que fomentan ciertas creencias y estereotipos de la sexualidad. Abarca la coacción, censura, discriminación y violencia, así como prejuicios, expectativas irreales y desconocimiento de la propia anatomía y fisiología sexual. También inciden las dificultades económicas en la familia o el bajo nivel educativo.
De la relación con la pareja:
Distanciamiento afectivo, resentimiento, aburrimiento, decepción, mala comunicación, terceras partes, etc.
Dificultades sexuales de la pareja:
Incompetencia técnica, eyaculación rápida, disfunción eréctil, etc.
Como conclusión:
Los factores físicos y orgánicos difícilmente se presentan de manera aislada. Casi siempre responden a una coexistencia con factores psicogénicos, que afectan la calidad de vida, dando lugar a una problemática psicológica.
Para evitar que esto suceda, siempre es recomendable que atendamos a nuestras pacientes tomando en cuenta los diversos factores que pueden influir en su salud sexual.